Los Jóvenes Empresarios plantan cara a la crisis

En Galicia hay un millar de jóvenes empresarios que, pese a la crisis, han logrado sacar adelante sus proyectos de negocio y los emprendedores gallegos ganan peso a nivel estatal. Lois Babarro es presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Ourense y, desde abril, uno de los vicepresidentes de la confederación nacional, una entidad que aglutina a 18.500 jóvenes empresarios, 21.000 negocios y 90.000 trabajadores.


-¿Qué supone para Galicia esta vicepresidencia?


-Para nosotros es un reconocimiento a la labor que se está haciendo aquí. Que la asociación gallega reconociese por unanimidad que yo debería ser el representante a nivel nacional y que fuese ratificado por la ejecutiva nacional significa que en Ourense se están haciendo bien las cosas desde el colectivo; esto no deja de ser un cargo que implica una mayor responsabilidad en un colectivo muy amplio.


-¿Cómo es el colectivo gallego?


-Formamos una federación con más de mil jóvenes empresarios, y subiendo, y yo diría que no somos tan solo una asociación, sino una actitud. Transmitir que, en el marco de los últimos años en los que parecía que no había esperanza, un millar de jóvenes han sido capaces de poner en marcha empresas que están creando riqueza, exportando y son reconocidas -muchas veces más fuera que dentro- es un mensaje social. Los jóvenes estamos obligados a dar un paso al frente, implicarnos; tenemos que inculcar los valores del sacrificio, la perseverancia, la valentía...


-¿Cuál es la edad media del empresario joven gallego?


-La máxima para estar en la federación son 41 años; actualmente la media ronda los 34 o 36.


-¿En Galicia se emprende más tarde que en otros lugares?


-En general en España se emprende más tarde que en otros países, pero también es verdad que en los últimos años hemos vivido una sobreexplotación del término emprendedor. Parecía que todo el mundo tenía que montar una empresa, y eso no solo es un error, sino casi una irresponsabilidad. Emprender requiere de conocimientos y actitudes, así que lanzar el mensaje social para maquillar las listas del paro de que todo el mundo tiene que emprender es peligroso, porque generalmente acaba mal.


-Muchos de esos negocios tienen una vida muy corta...


-Lo que no se cuenta es que el 80?% de las nuevas empresas mueren en los dos primeros años. Y un 10 % adicional entre el año dos y el cinco. Tan solo una de cada diez supera el quinto año.


-¿Y eso por qué ocurre?


- A la hora de crear empresas los poderes públicos no deben solo ayudar a que se monte, sino también a que crezca. Lo que no puede ser es que luego les digan búscate la vida. Esa es nuestra gran reivindicación; nosotros no queremos ayudas directas ni subvenciones, sino que nos den trabajo: contactos en empresas, viajes a ferias internacionales... Las subvenciones generan una economía irreal; hay planes de negocio que se hacen en torno a una ayuda pública y eso es un error. El proyecto debe ser viable, desde luego, pero la mejor ayuda que nos pueden dar es formación y abrirnos puertas, ayudarnos a crecer.


-Hay que deducir, entonces, que esa parte no la cumplen las administraciones...


-Lo hacen, pero en una etapa inicial. Y lo que nosotros pedimos también tiene que ver con aspectos fiscales. No se puede exigir a una empresa que acaba de nacer lo mismo que a otra consolidada, porque lo que puede pasar es que el proyecto se muera asfixiado por esta carga fiscal. Los jóvenes empresarios son como una inversión en educación; no se puede sacar beneficios el año que viene, sino dentro de unos años, cuando el político de hoy probablemente ya no esté, pero esos son los grandes líderes, lo que toman medidas sabiendo que sus consecuencias llegarán cuanto ellos no estén. Los cortoplacismos no son buenos.


-¿Y qué medidas fiscales concretas proponen?


-En cuanto a los autónomos, las cuotas deben ir en función de los ingresos que uno genera y, si se consigue dar beneficios en los primeros cinco años, yo pediría que me permitieran que esos ingresos los pudiese invertir en fortalecer mi empresa. Esto no significa que los empresarios no queramos pagar impuestos, sino fortalecer empresas.


-Este año la creación de empresas en Galicia está cayendo, ¿esto es bueno o malo?


-Desde nuestro punto de vista, en los últimos años ha habido una burbuja de emprendimiento, por lo tanto yo quiero pensar que esta bajada lo que supone es que las actividades de fomento y formación de la cultura empresarial que se han desarrollado en los últimos tiempos han ayudado a filtrar proyectos, de forma que los que ahora se ponen en marcha tienen más posibilidades de sobrevivir.


-De cara al futuro, ¿qué sectores tienen potencial?


-Yo veo dos líneas de trabajo a nivel empresarial en Galicia, y de ellas una nos apasiona especialmente, y es el compromiso con el sector primario. Tenemos unos productos de altísima calidad que no hemos sabido vender, y eso ha sido culpa nuestra. Hay que potenciar ese sector, valorarlo, y, como consumidores, apostar por él.


-¿Y el otro sector?


-Sin duda, el tecnológico. Empieza a haber empresas con una facturación notable, y hay que mandar un mensaje social de que Galicia también es tecnología. Las universidades están formando a muchos profesionales y hay que generar un ecosistema, invirtiendo en el talento de jóvenes que tienen que irse fuera porque aquí no encuentran una oportunidad laboral.


-Hay quien ve esa emigración como una oportunidad para ellos...


-Yo no digo que viajar no sea bueno, pero luego muchos de esos que se van querrían volver a Galicia y montar sus empresas aquí, debe dárseles la oportunidad que ahora mismo no tienen. Los ciudadanos, no los políticos, hemos pagado con nuestros impuestos la educación de los jóvenes y lo que yo quiero es que ese dinero revierta en el desarrollo de mi comunidad.


Lois Babarro cree que hay que apostar por el sector primario gallego.

2018-06-24